¿Quién es el culpable de la eliminación de los Lakers?

juanantoniomolina escribió:totalmente de acuero crack en todo me parece genial todo lo que as dicho y sobre pau ojala se vaya de la nba y se venga al regal barcelona me encantaria tenerlo de nuevo en el barca

HISTORIA DE UN FRACASO

Pau Gasol nunca había caído tan bajo. Ni tan pronto vistiendo de amarillo. En mayo está de vacaciones, como en la época de los Grizzlies, pero el cuarto 4-0 de su carrera en una eliminatoria por el título suena mucho peor sin la música de Elvis Presley. La onda expansiva del batacazo de los Lakers se lo ha llevado por delante. Lógico. Capital para entender la mutación del sexto clasificado del Oeste en dominador de la NBA, la historia del fracaso de Los Ángeles, que ahora parecen del infierno, también debe arrancar por él. Es la servidumbre de la grandeza.

Pau está hecho puré. Mucho peor que cuando falló la canasta que le pudo dar a España el Europeo de 2007. Va recuperando la tranquilidad según pasa las horas, pero no se alivia con coartadas que no le llevan a ninguna parte, salvo al engaño. Es listo para evitar los paños calientes. Sabe de primera mano que ha jugado mal, quizá peor que nunca desde que llegó a Estados Unidos en 2001. Por momentos ha parecido un novato.

MUY DEFICIENTE

Su mengua en el rendimiento ha sido tan notable como inesperada. En 'playoffs' ha firmado estadísticas propias de la clase media (13 puntos, 7 rebotes y 40% en tiros de campo), impropias del jugador que ya es habitual en los 'All Star', el hombre que sumaba incluso en los días malos o estando lesionado; nunca subrayó su presencia en los partidos, se le observó perdido, superado, con un lenguaje corporal -uno de sus defectos de toda la vida- que expresaba abatimiento. No era Pau.

Parecía torpe con la bola en las manos, como si le quemara. En la serie ante los Mavericks perdió la lucidez a la hora de elegir la mejor opción, una de sus grandes habilidades, y dejó de explotar como acostumbra su uno contra uno, algo que le distingue sobre casi todos. No le salió nada. Siempre ha leido el baloncesto como un libro abierto. Pero se le cerró. A veces ni se atrevía. Su defensa no tiene ninguna defensa. ¿Por qué?

El vasto mundo entre las dos interrogantes es la causa del desplome anímico de Gasol, que se ha cuestionado todo en los últimos días. Su crisis de autoestima es terrible, impropia de un jugador tan consolidado. No sabe en qué momento se le borró del disco duro la manera de jugar al baloncesto como él solía hacerlo. Como está bien físicamente, no para de preguntarse: ¿A qué viene esto?

Es un hombre desconcertado por lo que ha vivido en las últimas semanas, la cara más amarga de una dulce trayectoria. Por eso pareció desubicado en la cancha. Siempre, durante todos estos años, tuvo la virtud de rehabilitarse, ya sea en momentos de partidos o en campeonatos. Encontraba la chispa adecuada para despegar o intentaba aportar en facetas que no eran las suyas. Daba a un botón y todo cambiaba. Le pasó en el Europeo de Polonia con aquel mate a Lituania en la primera fase. De pronto hacía 'boom' y el cohete volaba. Esta vez no encontró el cuadro de mandos.

DE HÉROE A VILLANO

Acostumbrado a disfrutar de una carrera vivida en lo alto de la ola, el proceso de pasar de héroe a villano en un mes también le ha sorprendido. Resulta difícil de comprender. De repente, todo lo conseguido con la camiseta de los Lakers no vale, ha pasado al olvido, aunque es de hace unos meses; sus compañeros ya no confían tanto en él; Phil Jackson, famoso por su flema y su peculiar manera de afrontar las situaciones críticas, le da golpes en el pecho para señalarle como culpable del desastre; la prensa especializada se fija básicamente en el 16, sin reparar en otros dorsales de la crisis; el nombre de su novia aparece como responsable indirecto de su decadencia y de alterar la convivencia dentro del vestuario; Magic Johnson, cuyas opiniones tienen peso en el universo 'Laker', proclama que hay que traspasar a un hombre alto y, claro, tal y como está el patio se piensa que la leyenda lo dice por el chico de la barba. Para echarse a llorar.

SIN PERDON, NI CONSUELO

No había consuelo. De repente, el crédito ganado con tres 'Finales' consecutivas y dos anillos se quedaba en nada. A cero. Antes del 1 de febrero de 2008, los Lakers llevaban tres temporadas sin pasar de primera ronda de 'playoffs'. En una de ellas ni se clasificaron. Kobe Bryant estaba en el equipo. Siendo el jugador franquicia, es curiosa su ausencia en la trituradora. Los reproches son dejarle en evidencia en relación a Michael Jordan, pero el trastazo del campeón no lleva su cara. Su rendimiento, mejor que el de Pau, ha sido peor que el de otras campañas. No anotaba tan poco en 'playoffs' desde el 2000. En el cuarto partido fue el único que estuvo, pero en el crucial tercer encuentro se inhibió, algo extraño para un superhéroe.

PHIL JACKSON SE LIBRA

A Phil Jackson, agasajado hasta lo empalagoso en los anillos con todo merecimiento, tampoco se le ha querido relacionar con el fango en su adiós a los banquillos. El peso de las vacas sagradas. Su dirección en el primer encuentro, cuando no reaccionó ante la caraja de su equipo, que tiró 16 puntos de renta, fue muy cuestionable. Ya le pasó en el cuarto encuentro de las 'Finales' de 2008, el de la remontada histórica de los Celtics. Negarle es de bobos, pero ni el zen libra a nadie de sus responsabilidades.

El banquillo, como viene siendo habitual, no ha dado la talla. Fisher no fue el jugador que ejerce de portavoz del sindicato de jugadores en las negociaciones con la NBA para evitar el 'lockout', sino el sindicalista que oficia de jugador en sus ratos libres. Ya no hay tiros milagrosos para lavarle la cara. Bynum terminó perdiendo el norte con una falta vergonzosa, que traerá consecuencias y compromete su futuro en la franquicia. Artest nunca encontró su mejor versión. Odom se ha diluido tras una fantástica temporada regular cuando han llegado los 'realities' de los playoffs. No, Pau no ha sido el único culpable en el desastre. Esta película tiene un gran reparto.

EXPLICAR LO INEXPLICABLE

A Pau le mortifica que la debacle tenga sólo un apellido: Gasol. Más sal en su herida. Algo que le abrasa. Buscando teorías que expliquen lo inexplicable, su conversión en un jugador del montón, la prensa americana se inventó el bulo de que su relación con Silvia había acabado y en torno a este tema, que su novia quería robar el plano a la mujer de Kobe y esto había deteriorado las relaciones entre las dos estrellas. Ya no había química. Resulta tan ridículo inventárselo como creérselo o proclamarlo. La relación está como nunca. Las dos.

Su descenso al averno termina cuando empieza a oír que ya no es indiscutible para los Lakers. El debate está en la calle, donde suele fallar la memoria. Hace menos de un año se decía que le habían birlado el MVP de las Finales, que él había sido más decisivo que Kobe. La eterna noria de los juicios sin perspectiva. De pronto, Pau, que no ha dado argumentos con su juego para librarse de la quema, entra en las quinielas para hacerse con Superman Howard en un intercambio.

De eso se habla también. Magic abrió la veda solicitando una reconstrucción y la salida imperiosa de un hombre alto. Pau mide 2,16. En este asunto está más o menos tranquilo. Sabe que si él quiere, se retirará en la NBA de amarillo. Lo malo es que eso sólo es una tirita en el boquete. El desafío ahora es volver a ser el que era. No se le caerán los anillos para asimilar esto, hacer autocrítica, recuperarse y ser otra vez Pau Gasol.

P.D. Tal y como está de afectado, hablar de su participación con la selección no viene al caso. Su plan es ir al Europeo, pero seguramente hubiese sido mejor hacerlo después del tercer anillo, no como está ahora: aguijoneado por las dudas. Ahora tendrá mucho más descanso, llegará más fresco a la concentración y con la idea de recuperar la sonrisa con el baloncesto. Nada mejor que hacerlo con la selección.