por lolakala2 Sáb Jun 07, 2014 8:33 am[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Carlos Montes nunca fue una súper estrella del baloncesto español, aunque tampoco uno más. Nunca llegó a debutar con la selección absoluta y, sin embargo, el alero era todo un clásico en la memoria del aficionado, recordado siempre por la exuberancia física, por la potencia de su juego, por unas piernas del siglo XXI que le permitieron competir al máximo nivel durante 18 temporadas. El viernes falleció en un accidente de tráfico en Madrid, su todoterreno contra un muro de hormigón. Tenía 48 años.
La Demencia le bautizó como Saltamontes, haciendo juego de palabras con su apellido y su capacidad de salto, dos muelles en unas piernas infinitas, en una época en la que sólo los norteamericanos se permitían firmar cabriolas en el aire y destrozar tableros. Carlos, el primer gran matador nacional, no se quedaba atrás con sus 194 centímetros.
Fue promesa, MVP del torneo júnior de L'Hospitalet en 1982, bronce en la Universiada de 1987 con la selección promesa y debutante con 19 años en el Estudiantes de Paco Garrido que todavía moraba en el Magariños. Allí -después se trasladó al Palacio de los Deportes- permaneció hasta 1991, ya destacando su gran virtud: la defensa.
Aquel concurso en Don Benito
Porque Montes -jugador de equipo, todoterreno, también capaz de anotar (varias temporadas por encima de la decena de puntos)- es uno de los máximos ladrones de la historia del baloncesto español, sumando más de 900 recuperaciones. Como jugador colegial participó en el mítico concurso de mates de 1985 en Don Benito, donde, con un aterrizaje con dos balones, quedó tercero por detrás de su compañero David Russell y de Wayne Robinson.
De Madrid pasó a Sevilla, su segunda gran casa, cinco temporadas en el Caja San Fernando, con el que rozó el título liguero en 1996. Fue subcampeón tras perder la final contra el Barça, a las órdenes de Alexandar Petrovic, escudando a Michael Anderson. Allí había sido líder en recuperaciones en la temporada 92/93 (3,12 por partido) como después lo sería en el año 98 con el Granada, su siguiente destino. En su longeva carrera (605 partidos en ACB, el sexto en la clasificación histórica), también jugó en el Cáceres y el Fórum Valladolid, club en el que se retiró en 2002.
Actualmente, Carlos Montes, que fue director deportivo de Estudiantes durante dos temporadas, seguía vinculado al mundo de la canasta en el colegio Joyfe, donde entrenaba a su equipo de Nacional. La Liga Endesa le rendirá homenaje con un minuto de silencio en los partidos de semifinales del fin de semana.
Carlos Montes nunca fue una súper estrella del baloncesto español, aunque tampoco uno más. Nunca llegó a debutar con la selección absoluta y, sin embargo, el alero era todo un clásico en la memoria del aficionado, recordado siempre por la exuberancia física, por la potencia de su juego, por unas piernas del siglo XXI que le permitieron competir al máximo nivel durante 18 temporadas. El viernes falleció en un accidente de tráfico en Madrid, su todoterreno contra un muro de hormigón. Tenía 48 años.
La Demencia le bautizó como Saltamontes, haciendo juego de palabras con su apellido y su capacidad de salto, dos muelles en unas piernas infinitas, en una época en la que sólo los norteamericanos se permitían firmar cabriolas en el aire y destrozar tableros. Carlos, el primer gran matador nacional, no se quedaba atrás con sus 194 centímetros.
Fue promesa, MVP del torneo júnior de L'Hospitalet en 1982, bronce en la Universiada de 1987 con la selección promesa y debutante con 19 años en el Estudiantes de Paco Garrido que todavía moraba en el Magariños. Allí -después se trasladó al Palacio de los Deportes- permaneció hasta 1991, ya destacando su gran virtud: la defensa.
Aquel concurso en Don Benito
Porque Montes -jugador de equipo, todoterreno, también capaz de anotar (varias temporadas por encima de la decena de puntos)- es uno de los máximos ladrones de la historia del baloncesto español, sumando más de 900 recuperaciones. Como jugador colegial participó en el mítico concurso de mates de 1985 en Don Benito, donde, con un aterrizaje con dos balones, quedó tercero por detrás de su compañero David Russell y de Wayne Robinson.
De Madrid pasó a Sevilla, su segunda gran casa, cinco temporadas en el Caja San Fernando, con el que rozó el título liguero en 1996. Fue subcampeón tras perder la final contra el Barça, a las órdenes de Alexandar Petrovic, escudando a Michael Anderson. Allí había sido líder en recuperaciones en la temporada 92/93 (3,12 por partido) como después lo sería en el año 98 con el Granada, su siguiente destino. En su longeva carrera (605 partidos en ACB, el sexto en la clasificación histórica), también jugó en el Cáceres y el Fórum Valladolid, club en el que se retiró en 2002.
Actualmente, Carlos Montes, que fue director deportivo de Estudiantes durante dos temporadas, seguía vinculado al mundo de la canasta en el colegio Joyfe, donde entrenaba a su equipo de Nacional. La Liga Endesa le rendirá homenaje con un minuto de silencio en los partidos de semifinales del fin de semana.
