por SE CUMPLE EL DÉCIMO ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE MIRZA DELIBASIC
10 años sin el último romántico que vistió la camiseta del Madrid
Mirza Delibasic falleció el 8 de diciembre de 2001, víctima de un cáncer linfático
El bosnio vistió la camiseta del Madrid y conquistó una Liga
En 1983 pidió su salida del club para dejar hueco a un pívot americano, porque pensaba que era lo mejor para el equipo
Sin hacer ruido, como cada vez que perforaba el aro rival. Sin los focos de los que siempre se alejo en favor de los demás. Así nos dejó el último romántico de la canasta. El 8 de diciembre de 2001, víctima de un cáncer linfático, fallecía en su querido Sarajevo, Mirza Delibasic, quizá el último romántico de la canasta. Un jugador genial y letal a partes iguales que entendía el baloncesto como un juego y un espectáculo para los aficionados. Desde niño siempre jugó de la misma manera: para divertirse.
Con una visión de juego reservada para los elegidos, una capacidad de dirección que le convertía en el líder necesario de cualquier equipo y una voracidad anotadora como pocos, Delibasic se convirtió desde las categorías inferiores en una referencia esencial para todos los amantes del baloncesto. Pero más allá de sus virtudes con el balón, Mirza construyó su leyenda alrededor de sus virtudes humanas, su compañerismo y la alegría de alguien que se sabía afortunado por poder hacer lo que más le gustaba.
Delibasic comenzó a hacerse un nombre en su Tuzla natal. Dotado de un especial talento para la práctica deportiva, probó suerte en el tenis e incluso practicó ballet (como le confesó a un periodista, asombrado por su agilidad). Sin embargo, con 15 años se decidió por el deporte de la canasta en las filas del equipo de su ciudad, el Sloboda Tuzla. Tras tres temporadas maravillando a la extinta Yugoslavia, el todopoderoso Partizán intentó su fichaje. Pero fue el Bosna de Sarajevo el que se llevó el gato al agua. De la mano de Mirza, el Bosna se convirtió en el equipo de moda hasta conquistar la Copa de Europa en 1979.
Una temporada más tarde, Delibasic aterrizaba en Madrid para jugar contra el conjunto blanco en competición continental. El bosnio enmudecía al público blanco con 44 puntos. En el verano de 1981, el Real Madrid anunciaba el fichaje del escolta.
Delibasic vistió la camiseta blanca durante dos temporadas. Con el Madrid conquistó la Liga española, pero más allá de los títulos y de los números, Mirza dejó claro que era un adelantado a su tiempo y que había nacido por y para el baloncesto. En el verano de 1983 fue el propio jugador el que se acercó a Lolo Sainz para decirle que sabía que el equipo necesitaba un pívot americano y que dejaba su ficha libre (sólo podía haber un extranjero por plantilla). Al salir de Concha Espina usó parte del dinero que había cobrado con el finiquito para hacerse socio del Madrid.
Su siguiente parada sería Caserta, pero no llegó a enfundarse la elástica transalpina. Durante la pretemporada sufrió un derrame cerebral que le obligó a retirarse. A partir ese momento, Delibasic debería afrontar los dos partidos más importantes de su vida.
El primero afectó a millones de personas en la extinta Yugoslavia, la Guerra de los Balcanes. Delibasic se negó a abandonar Sarajevo, a pesar de los consejos de todo el mundo ante los bombardeos que sufría la capital bosnia. Es más, el jugador formó la primera selección de Bosnia, salió de su país y participó en el Europeo de Alemania de 1993, donde alcanzó la octava posición como entrenador. Fue su último gran servicio al baloncesto. Y también su última victoria.
Su siguiente rival fue su propia salud. Fue el primer y el último rival que le derrotó. Tras el derrame que le obligó a retirarse los médicos le aconsejaron que se cuidase. Pero, como el propio Delibasic afirmaba, sólo se vive una vez y siguió con los mismos hábitos ("He vivido dos vidas; una de día y otra de noche", llegó a decir). Al final, en la prórroga, perdió el choque, víctima de un cáncer linfático. Un 8 de diciembre. Hace hoy 10 años.
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10 años sin el último romántico que vistió la camiseta del Madrid
Mirza Delibasic falleció el 8 de diciembre de 2001, víctima de un cáncer linfático
El bosnio vistió la camiseta del Madrid y conquistó una Liga
En 1983 pidió su salida del club para dejar hueco a un pívot americano, porque pensaba que era lo mejor para el equipo
Sin hacer ruido, como cada vez que perforaba el aro rival. Sin los focos de los que siempre se alejo en favor de los demás. Así nos dejó el último romántico de la canasta. El 8 de diciembre de 2001, víctima de un cáncer linfático, fallecía en su querido Sarajevo, Mirza Delibasic, quizá el último romántico de la canasta. Un jugador genial y letal a partes iguales que entendía el baloncesto como un juego y un espectáculo para los aficionados. Desde niño siempre jugó de la misma manera: para divertirse.
Con una visión de juego reservada para los elegidos, una capacidad de dirección que le convertía en el líder necesario de cualquier equipo y una voracidad anotadora como pocos, Delibasic se convirtió desde las categorías inferiores en una referencia esencial para todos los amantes del baloncesto. Pero más allá de sus virtudes con el balón, Mirza construyó su leyenda alrededor de sus virtudes humanas, su compañerismo y la alegría de alguien que se sabía afortunado por poder hacer lo que más le gustaba.
Delibasic comenzó a hacerse un nombre en su Tuzla natal. Dotado de un especial talento para la práctica deportiva, probó suerte en el tenis e incluso practicó ballet (como le confesó a un periodista, asombrado por su agilidad). Sin embargo, con 15 años se decidió por el deporte de la canasta en las filas del equipo de su ciudad, el Sloboda Tuzla. Tras tres temporadas maravillando a la extinta Yugoslavia, el todopoderoso Partizán intentó su fichaje. Pero fue el Bosna de Sarajevo el que se llevó el gato al agua. De la mano de Mirza, el Bosna se convirtió en el equipo de moda hasta conquistar la Copa de Europa en 1979.
Una temporada más tarde, Delibasic aterrizaba en Madrid para jugar contra el conjunto blanco en competición continental. El bosnio enmudecía al público blanco con 44 puntos. En el verano de 1981, el Real Madrid anunciaba el fichaje del escolta.
Delibasic vistió la camiseta blanca durante dos temporadas. Con el Madrid conquistó la Liga española, pero más allá de los títulos y de los números, Mirza dejó claro que era un adelantado a su tiempo y que había nacido por y para el baloncesto. En el verano de 1983 fue el propio jugador el que se acercó a Lolo Sainz para decirle que sabía que el equipo necesitaba un pívot americano y que dejaba su ficha libre (sólo podía haber un extranjero por plantilla). Al salir de Concha Espina usó parte del dinero que había cobrado con el finiquito para hacerse socio del Madrid.
Su siguiente parada sería Caserta, pero no llegó a enfundarse la elástica transalpina. Durante la pretemporada sufrió un derrame cerebral que le obligó a retirarse. A partir ese momento, Delibasic debería afrontar los dos partidos más importantes de su vida.
El primero afectó a millones de personas en la extinta Yugoslavia, la Guerra de los Balcanes. Delibasic se negó a abandonar Sarajevo, a pesar de los consejos de todo el mundo ante los bombardeos que sufría la capital bosnia. Es más, el jugador formó la primera selección de Bosnia, salió de su país y participó en el Europeo de Alemania de 1993, donde alcanzó la octava posición como entrenador. Fue su último gran servicio al baloncesto. Y también su última victoria.
Su siguiente rival fue su propia salud. Fue el primer y el último rival que le derrotó. Tras el derrame que le obligó a retirarse los médicos le aconsejaron que se cuidase. Pero, como el propio Delibasic afirmaba, sólo se vive una vez y siguió con los mismos hábitos ("He vivido dos vidas; una de día y otra de noche", llegó a decir). Al final, en la prórroga, perdió el choque, víctima de un cáncer linfático. Un 8 de diciembre. Hace hoy 10 años.
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